sábado, 17 de julio de 2010

Restos del Libertador

REPORTAJE ESPECIAL
Escritor: Julio Barreiro Rivas
“Aunque usted no lo crea porque es
increíble”. Los restos del Libertador Simón
Bolívar, están esparcidos por todos los
pueblos llanos de los países Bolivarianos,
convertidos en reliquias (amuletos) como
símbolo de libertad, democracia, unión e injusticia. “Un
verdadero escapulario de amor y paz, que sembró Bolívar en estas
tierras americanas”.
El primer amuleto que muestra esta
tesis y, que en parte fue el causante de la
muerte de Bolívar, está guardado en el
museo de la “Sociedad Bolivariana de
Caracas”. Se cuenta como uno de los
objetos más invalorables que
pertenecieron a Simón Bolívar.
Se trata de una concreción fosfática calcárea, hallada por el Dr.
“Próspero Reverend” en uno de los pulmones del Libertador al
verificar la autopsia de su cadáver. Esta concreción, está
colocada en un medallón de oro de 25mls de altura. 22 de ancho
Y (9) de espesor. El Dr. Reverend, quien fue el médico de
cabecera del Libertador en los últimos 17
días, guardó muy celosamente este amuleto
y decía que por nada del mundo se separaría
de el. Pero en una visita a Caracas, invitado
por el Presidente de Venezuela “Guzmán
Blanco” en el año 1.874, en su humildad,
comprendió que le pertenecía a la tierra que
lo vio nacer, su tierra natal Caracas.
Como está escrito en el reportaje que antecede a este. El día 24
de Julio de 1.839, se levantó un acta donde quedó constancia
escrita por el: Infrascrito, escribano público del número y del
Juzgado de Hacienda de la provincia de Santa Marta: Que en el
traslado de los restos del Libertador de una tumba a la otra, se
encontraron dos féretros, uno grande y otro pequeño, conteniendo
un forro de madera y otro de plomo, etc, etc.
El día 20 de Noviembre a las cinco de la tarde, empezó el acto
de la exhumación de los restos venerables del Libertador. Allí
estaban presidiendo el acto: el General Joaquín Gutiérrez como
gobernador de Santa Marta, el Obispo Luís J. Serrano y el señor
Joaquín Mier, miembros de la comisión
de la Nueva Granada.
El Dr. José María Vargas, el General
José María Carreño, el señor Mariano
Ustíriz, Manuel Cipriano Castro Sánchez
(como Capellán de la comisión) y los
señores: Pablo Clemente y Simón
Camacho, deudos del Libertador. El Coronel José María
Contreras, el señor Sebastián Boguier y, los comandantes de los
buques de guerra: Corbeta Circe, Bergantín Venus y Bergantín
Albatros; y todo el estado mayor de tres buques. Toda esta gente
estaban colocados en orden militar al lado derecho de la nave
central de la catedral. Y en el ala izquierda, se encontraba
representado el ilustre Concejo Municipal, el estado mayor del
batallón N° 9, los Cónsules: inglés, americano y francés y, un
gran número de particulares, en su mayoría pertenecientes al
pueblo llano de Colombia. La guardia de honor, estaba detrás de
todos los comisionados presentes.
Un silencio profundo reinaba en la concurrencia, sólo se
escuchaban los cantos religiosos entre nubes de incienso,
pidiendo al cielo el paraíso eterno para todos los pecadores de la
tierra. Todas las miradas, estaban fijas en la losa de mármol que
cubría una bóveda situada en la parte superior de la nave mayor; y
todos los corazones latían impulsados por un mismo sentimiento,
a los golpes del trabajador que desunía la losa. Involuntariamente
seguían los ojos de la multitud sus movimientos, acompasados y
silencioso, sólo se dejaba escuchar el golpe del martillo. Todos
esperaban ver el caudillo de la Independencia. Todos estaban
ansiosos de ver de nuevo a “Bolívar”. – Muchos se preguntarían:
¿Cómo se encontrará el cuerpo de Bolívar después de tantas
vicisitudes ocurridas en doce años de terremotos, enemigos y
profanadores?...Cuando Santander pateó la tumba. Cuando
tapearon y apisonaron la tumba. Cuando la buscaron para echarla
a las profundidades del mar en el Morro. ¿Cuántas flores llevaron
a su tumba la alta burguesía? - Sólo para comprobar que allí
estaba bien muerto Bolívar.
La barra del operario, había ya
deshecho la trabazón de las losas más
pequeñas. Ya la lápida sepulcral se
removía. Los golpes continuaron y la
losa quedó separada. Ya se podía ver la
caja de madera hecha polvo y dentro de ella la urna de plomo, que
salvó las cenizas del Libertador de las inclemencias y, de las
manos destructoras de sus enemigos profanadores. La caja de
madera externa, estaba hundida en su tapa y, algunas puntas ya no
existían, estaban hechas astillas y polvo, por la humedad y el
tiempo.
La urna de madera forrada con hojas de plomo, estaba entera,
aunque también deteriorada por el maltrato de la naturaleza y de
la criminalidad de los enemigos de Simón Bolívar.
La urna fue levantada y Bolívar apareció en el ambiente:
“Bolívar el grande”… El Libertador… El genio de Colombia…” .
Fue un momento muy difícil de describir ante la emoción que
embargó el ambiente. En el interior de la urna estaba el
esqueleto, con muy pocos restos de vestimenta. Allí estaban
algunos accesorios que fueron colocados, para contener las
vísceras de Bolívar… - Visto su contenido, el señor gobernador
preguntó en voz alta al Dr. Reverend y a Manuel Ujueta: “Si en
aquel cadáver reconocían al Libertador Simón Bolívar”… -Acto
seguido los prenombrados se inclinaron a constatar los restos; el
Dr. Reverend, reconoció el cráneo que él aserró de manera
horizontal durante la autopsia; y las costillas que también estaban
serruchadas en forma oblicuas para examinar el pecho: Los
huesos de las piernas y pies, estaban cubiertas con las botas de
campaña. La bota derecha estaba entera y la izquierda
despedazada, sólo se conservaba su parte interior: pedazos de
galón decaídos, se hallaban a los lados de los muslos; y listas de
color cobrizo oxidado. Después de revisar bien su contenido,
contestaron al gobernador: ¡ SÍ ¡ los dos casi a un tiempo y con
voz conmovida. – El señor Ujueta, tenía los ojos llenos de
lágrimas. Se agrega a la verificación de estos restos humanos,
que desde el día 20 de Diciembre de 1.830, y durante todos estos
doce años, no se había enterrado otro cuerpo en la catedral.
En aquel momento fúnebre, viendo aquellas reliquias, al
comprobar que de Bolívar sólo quedaba un esqueleto, todos los
allí presentes, lloraban… Un santo silencio de respeto, se
respiraba en el ambiente mortuorio…
Pero de pronto, sucedió lo inesperado… El
acto solemne no pudo contener a la multitud, que
se volcó alrededor del féretro, para disputarse cada
uno un pedazo de urna, mechón de cabello, cenizas
o un huesito de Bolívar. – Todos guardaron una
reliquia para la memoria del ausente Padre,
testigos de un hecho grande para las otras generaciones, que no se
pudo contener. Y se tuvo que esperar, que cada quien disputara su
impulso por llevarse un recuerdo de ese memorable día. Dice el
Dr. Reverend: “Cuando lo enterramos por primera vez en el año
1.830, ya no tenía pelo, había sido repartido en pequeños
mechones, para hacer escapularios; y aquel día de su exhumación
para traerlo a Caracas, había allí tanta gente, que fue imposible
contener su emoción, cada uno se llevó para su casa algo que
había formado parte de aquel hombre y, de aquel día histórico. Se
puede decir que el cuerpo de Bolívar está esparcido por toda la
América Latina.
Luego que pasó la emoción de la multitud, los
pocos huesos que quedaron, se guardaron en cojines
de seda y una sábana, cubrió los huesos para evitar
que se desordenaran.
Toda Santa Marta estaba conmovida con el
hecho histórico; y muchos ciudadanos manifestaron
su rabia y descontento, por la profanación que se
estaba cometiendo en la catedral con los restos del Libertador. –
De todo esto se levanto un acta de la exhumación y el cadáver fue
cuidadosamente colocado en la urna cineraria, que la Nueva
Granada consagró a la reliquia del Libertador. A las diez de la
noche, se cerraron las puertas del templo y después que se
terminó de arreglar el féretro, la urna fue entregada a la custodia
del batallón número nueve.
Esa misma noche una sorpresa fue anunciada por el General
Joaquín Posada, Presidente de la comisión de Colombia, cuando
le entregó al Dr. Vargas una inesperada solicitud, redactada en los
siguientes términos: “Solicito de usted, el permiso para
conservar la urna que contiene el corazón del Libertador,
pues desean que la Nueva Granda, conserve algo de tan
preciosos restos y, si mi petición es asequible, para que dicha
urna quede colocada en el mismo sepulcro
que la contenía”.
La petición de fecha 20 de Noviembre de
1.842, tuvo repuesta de inmediato, para que
la urna con el corazón de Bolívar, fuera
dejada en la nave central de Santa Marta.
“Con este consentimiento hecho por el Dr.
Vargas a nombre de Venezuela, quedaba violada la voluntad del
Libertador. Puesto que nadie cree que el Libertador estuviese de
acuerdo, que se trajesen a Caracas sus huesos y se dejase en
Colombia su corazón “En donde él guardaba su amor por su
ciudad natal”.
A todo esto, cabe señalar que el General Posada,
ha sido el causante de la controversia sobre la
exhumación de los restos del Libertador, cuando
escribió sus memorias.
“A nosotros nos quedó una pequeña caja de
plomo que contenía el corazón y las entrañas de
Bolívar…” “Una vez que hemos abierto la pequeña urna, en su
interior sólo contenía tierra”. – “Era esa tierra o polvo en lo que
nos hemos de convertir”…En la catedral de Santa Marta quedó
y, allí debe de estar y quedar para siempre. – Basado en este
testimonio poco responsable, del que fue el Presidente de la
comisión para el acto de exhumación. Por eso es que muchos
colombianos, siempre afirmaron que los restos del Libertador
Simón Bolívar, nunca salieron de Santa Marta. Y a Venezuela
enviaron los restos de algún miembro de la familia Díaz
Granados, dueños del antiguo mausoleo, en donde como dice el
acta el día 24 de Julio de 1.839, quedó constancia que en esa
tumba, habían dos féretros. Se dice que para no decepcionar a los
caraqueños, porque en aquellos momentos políticos, la presencia
de los restos de Bolívar favorecían al General Páez, en su muy
decaída popularidad cuando le correspondía
entregar el gobierno.
Lo que el pueblo no sabe y debe saber, es que
en el año 1.842, cuando el gobierno
neogranadino, presidido por el General Pedro
Alcántara, decretó la exhumación de Bolívar;
condicionó la repatriación de los restos del
Libertador diciendo: “Que el corazón de Bolívar
le pertenecía a Colombia; por lo tanto allí se
quedaría”. Fue así como después de la exhumación de los restos
que fueron enviados a Venezuela sin su corazón. El día 21 de
Mayo de 1.843, el Congreso de Colombia emitió un decreto para
tributar el corazón de Bolívar y, en su primer artículo señala: “En
la iglesia catedral metropolitana de Bogotá, se erigirá un
monumento en honor al Libertador de Colombia Simón
Bolívar, en el cual se depositará la urna que contiene las
entrañas y el corazón del Libertador”. Para dar cumplimiento
a esta orden presidencial, el congreso ordenó en Italia un
monumento tallado en mármol, llamado “EL CORAZÓN DE
BOLÍVAR”. Esculpido por el Escultor Tenerani. – Pero
circunstancias extrañas, hicieron que el día 25 de Septiembre de
1.867, el barco que llevaba hacia Bogotá el monumento de
mármol para contener el “corazón de Bolívar” se hundiera cerca
de la costa de Trinidad.
¿Porqué Colombia para entregar el cadáver del
Libertador a Venezuela?...Exigió que a ellos, les
pertenecía el corazón de Bolívar…Si con esta
acción, se estaba profanando el cadáver de
Bolívar en forma oficial mediante un decreto; y se
estaba contradiciendo el cumplimiento de su
última voluntad…¿Qué hace el cuerpo de Simón Bolívar en
Caracas sin corazón?...¿Porqué existió tanta mezquindad y tanta
hipocresía, con el hombre más ilustre de América?. Recuérdese
algo que muy poco saben y deben saber. El cuerpo del Libertador
por razones que todavía están sin develar, después de hacerle la
correspondiente autopsia en la quinta San Pedro Alejandrino, fue
trasladado al edificio viejo de la Aduana, propiedad del señor
Joaquín Mier, en donde se procedió a embalsamarlo con los pocos
productos que disponía el boticario. Luego el cuerpo fue
colocado en el centro del salón principal, sobre un mesón
construido con tablas de caoba que prestó uno de los vecinos, con
la sola intención de venderlas después bien caras, por haber
sostenido en su último lecho el cuerpo del Libertador. Allí fue
expuesto en capilla ardiente durante tres días. El día 20 de
Diciembre, se le dio sepultura en el Panteón de los Díaz Granados
en la Santa Catedral. El enigma es: ¿Porqué no se veló el cuerpo
de Bolívar en las instalaciones municipales, o en la misma
catedral, para recibir el último tributo del pueblo antes de bajar al
sepulcro, en donde descansaría doce años, antes de tomar viaje
para su tierra venezolana.
- Aquel día del año 1.842, la urna
del Libertador, fue llevada en hombros
por la guarnición de Santa Marta. Fue
un espectáculo más noble y sublime,
de respeto y consideración que en el año 1.830. Fue colocado en
la falúla venezolana y, escoltada hasta la Galeta “Constitución” la
que fue seguida por el Bergantín “Caracas” el Bergantín
Británico Albatros y, la Corbeta Francesa “Circe” en su recorrido
por el mar, hasta llegar a la Guaira, para llegar a Caracas el día 17
de Diciembre de 1.842. “Y mientras el cuerpo de Bolívar iba a
Caracas, su corazón quedaba en Colombia”.
Los supuestos restos del Libertador, después de
celebrada las exequias en Caracas y de escuchar las
hipócritas palabras de Páez que dijo entre otras
cosas: “Queda cumplido ya, señores, el último y
tierno deseo del hijo ilustre de Venezuela y, el
mandato del Congreso, etc…
El Dr. José María Vargas, como Anatomista, se
ocupó de la preparación de los restos del Libertador para su
conservación.
Después de examinar el contenido del nicho, el día 30 de
Enero de 1.843, dirige una comunicación a la Secretaría de
gobierno de Venezuela y expone: “La situación de la osamenta”
al tiempo que pide la autorización para el
trabajo de componerla.
Dice el Dr. Vargas: “Debo informar que el
esqueleto está cabal pero los huesos muestran
negrura por efecto de la humedad y, la muy
impropia preparación de conservación,
inmediatamente después de la muerte…Están
a punto de deleznarse entre los dedos al asirlos, la operación de
barnizarlos, sólo se puede hacer con el cráneo y los huesos largos,
los demás serán relegados a otra caja que pueda contenerlos
dentro de la misma urna.
El día 15 de Marzo de 1.843, el Dr.
Vargas explica el proceso cumplido
conjuntamente con sus ayudantes el Dr.
Cosme Jiménez y el bachiller Manuel
Alvarado: “Luego de extraer los huesos,
los limpiamos y lavamos con cloro de
cal…Los secamos bien y después los cubrimos con barniz
preservativo…Procedimos a ensamblar los huesos para formar el
esqueleto con alambres de plomo y de plata según las partes y, así
conexionados los colocamos en una pequeña tabla de caoba y, han
sido cubiertos con mucho barniz preservativo…El esqueleto tiene
las siguientes faltas: los dedos anulares y, las segundas falanges
de todos los otros dedos de la mano, excepto lo de los
pulgares…Faltan algunos huesos de los metatarsos y todos los
dedos de los pies, falta la última muela (o la cordal ) izquierda de
la mandíbula superior, que en la primera vez que la urna fue
abierta en esta ciudad, estaba movida pero no faltaba, pero
después no ha sido hallada…Todos los huesos faltantes se han
construido con cera de modelar…En el centro de la urna está
colocado el esqueleto y, en dos cajoncillos de plomo, van todos
los restos y polvo que contenía la urna de plomo, que en presencia
de todos los miembros de la comisión, ha sido soldada y puesta
dentro de la caja de madera, la cual fue cerrada con dos
llaves…Todo este proceso fue realizado dentro de la iglesia
catedral, en un aposento de la capilla San Nicolás y, desde allí
vuelto al Panteón donde se hallaba”. Así mismo presentó la
factura de los gastos de los materiales, por un total de 91,12
(pesos).
La pregunta: ¿De dónde salieron estos huesos,
si fueron profanados en Colombia para
convertirlos en amuletos?
¿Será que Bolívar se equivocó, cuando pensó
que los pueblos hispanos se iban a unir en
América?
¿Será que Bolívar nunca supo que el pueblo
más desunido es el pueblo español, que todavía en los albores
de los años presentes del 2008, se promueve la desunión en la
Península Ibérica?.